El Sarcasmo del Estado
Esta obra no es más que una conceptualización humorística del Estado Político y de Derecho Mexicano, con frases chuscas, chistes de humor negro y uno que otro adagio, refrán o nota periodística de las mafias del poder y de la avanzada corrupción neoliberal que tiene azorado a nuestro país.
Es un malabarismo del sarcasmo en su máxima expresión, que desnuda poco a poco al Estado del antiguo régimen que aún se resiste a morir, para mostrarlo ante los mexicanos, tal cual es, y que por derecho solo nos han venido dando atole de maíz con el dedo, pues persiste la idea de los pueblos originarios de que el mexicano está hecho de maíz, por eso los diputados y senadores de nuestro país son maiceados por las mafias del poder para que aflojen.
El sarcasmo, como lo defino en el Diccionario humorístico “El tumbaburros del Derecho y la Política mexicana”, es la forma que un sabio le dice a un idiota sus verdades.
Entre sarcasmo y sarcasmo el pueblo dice verdades.
El sarcasmo del Derecho es la fuente más crítica y sabia del Derecho.
Si hablamos de Derecho y de Política, por sarcasmo yo sólo sé que nada sé.
El sarcasmo es de marca similar. Es lo mismo que toda obra literaria, sólo que de lenguaje más barato.
El sarcasmo es un espacio de nuestro idioma, que sirve también para amargar literalmente toda delicia del poder y del saber.
El sarcasmo es la forma más baja del humor, pero la más alta expresión del ingenio.
No quiero ofender a nadie, pero el sarcasmo me da tantas oportunidades para hacerlo.
El sarcasmo de los políticos y jueces, debe ser en fuego moderado, ni tanto que queme al santo, ni poco que ni al verdadero diablo lo alumbre.
Un chiste no debe confundirse con un sarcasmo. Lo mismo que un albur con un chiste. De lo contrario, todo lo que se dice con doble sentido no tendrá ningún chiste.
Con sarcasmos y chistes se hace una buena ensalada, para que unos se rían y otros se den una encabronada.
Para que cambie México se necesita: Huevos… frijoles, chilaquiles y un café, porque no sólo hay que cambiar de borracho, como se ha hecho únicamente en los sexenios pasados sino hay que cambiar de cantina, o sea que no basta no sólo con un cambio de titular, sino que es necesario un cambio de casa o sea de régimen político y de sistema jurídico. Dicho en otras palabras, un cambio del actual Estado Político y de Derecho, que exclusivamente protege a los poderosos y delincuentes por el Estado Social y de Justicia que todos los mexicanos reclaman, pues solamente así, lo cortés de la Justicia puede quitar lo cabral del Derecho.
Este libro no es para reírse, sino para carcajearse, pues lo humorístico puede hacer reír, al igual que el referido diccionario, hasta el político o funcionario judicial más serio, toda vez que tiene una buena mezcla de ingredientes para arrancar una carcajada al momento de leerlo y dejan una sonrisa permanente para toda la semana.
Si el lector no sabe de derecho, no se preocupe, los legisladores tampoco saben y son los que hacen nuestras leyes. En la Suprema Corte de los ministros que saben derecho, se cuentan con número non y no llegan a tres (Exministro Mariano Azuela Guitrón). Tampoco se preocupe si no sabe de política. Para gobernar no se necesita ciencia dice nuestro actual presidente de la República,.... AMLO. Además, la democracia mexicana nos ha demostrado que una actriz de burlesque puede ser senadora, como alguien que viva de la patada puede ser gobernador.
Hay frases o dichos políticos o jurídicos que encierran grandes lecciones en dos o tres renglones, como también definiciones sarcásticas que tienen una gran semejanza con la realidad, pero tan solo son puras coincidencias.
No se olvide estimado lector que la risa es el mejor remedio para todas las enfermedades y el sol que ahuyenta el invierno es el rostro humano.
Atentamente
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